jueves, 21 de mayo de 2009

La aventura de ser maestro

Como la mayoría, me inicié en la docencia para tener un ingreso adicional, sin tener una idea clara de las funciones que debía cumplir. Aún me acuerdo de mi primer día de clase, no sabía a ciencia cierta lo que tenia que enseñar, supuse que lo que enseñaron en la prepa, lo tenía que reproducir con mis alumnos. La institución no tenía un programa de la materia, me dijeron póngase de acuerdo con el otro profesor que da química.
Es de suponer, al principio enfrente dificultades y cometí errores, pero con el paso del tiempo, los fui corrigiendo y al mismo tiempo reforce los aciertos, hasta que pude sentir confianza y seguridad al momento de estar en el aula. Esta seguridad en mí mismo y valoración de mi trabajo sólo proviene de un buen conocimiento de lo que se puede y lo que no se puede hacer en una clase.
Durante los 17 años de docencia que tengo, he aprendido a disfrutar lo que hago, a preocuparme por los problemas que enfrentan la educación y en particular mi institución. He decidido contribuir siendo propositivo y aportado lo que este en mis manos para mejorar la situación, por ello me he capacitado pedagógicamente, para mejorar el aprendizaje de mis alumnos. Y por ello, creo que este proceso no termina sino que es permanente y continuo, mientras se ejerce la docencia.
Durante mucho tiempo lo más importante para mí, fue enseñar contenidos, hoy pienso que el objetivo es ayudar a los alumnos a desarrollarse integralmente para que respondan a las exigencias del mundo actual, lo cual implica más que enseñar contenidos, es rescatar el valor humano en nuestra labor docente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario